domingo, 23 de agosto de 2009

Józefów y Belzec

Józefów:

Siguiendo las indicaciones de Cristopher Browning en Aquellos hombres grises, llegamos, desde Belzec a Józefów, donde el 13 de julio de 1942, en pleno desarrollo de la Aktion Reinhardt el batallón de reserva policial 101, al mando de Wilhem Trapp, se desplazó desde Bilgoraj para llevar a cabo la liquidación total de la población judía del pueblo. El Batallón 101, a diferencia de los Einsatzgruppen, estaba compuesto por soldados que al no pertenecer a las SS no estaban especialmente ideologizados. Se trataba de un batallón de apoyo que actuaba en las poblaciones ocupadas por el Ejército alemán. A primera hora de la mañana entraban en el pueblo y en pocas horas habían reunido a las 1.500 personas que formaban la comunidad judía. Fueron conducidas a las afueras y fusiladas. Cada miembro del batallón seleccionaba a una víctima, caminaba con ella hasta el borde de la fosa previamente excavada y le disparaba con la balloneta pegada a la nuca, tal y como les había instruido el médico para evitar errores en el disparo y que la sangre les salpicase. El sistema de fusilamiento era especialmente duro para unos soldados acostumbrados a disparar sobre pelotones anónimos. El comandante al cargo les había dado la posibilidad de no participar en la acción, pero sólo tres dieron un paso adelante para no hacerlo. Los demás se convirtieron así en verdugos voluntarios. Después de visitar la sinagoga, convertida, como la de Zamosc en biblioteca

pública, buscamos infructuosamente el lugar de los fusilamientos. No lo encontramos. Un vecino nos indica el lugar donde se encuentra el viejo cementerio judío, de la segunda mitad del siglo XVIII, hoy abandonado y casi enterrado por la vegetación.


Ventana de la Sinagoga de Jósefów


Cementerio judío, a las afueras de Józefów


Belzec:

El 20 de enero de 1942, en una mansión de los suburbios de Berlín, en la calle Wannsee, se reúnen jefes de la Gestapo, las SS, técnicos de los ministerios de Interior, Justicia, Relaciones Exteriores, del Partido y otros organismos del Reich alemán. Su objetivo no era otro que coordinar de una manera eficiente las distintas operaciones de exterminio masivo de población judía que se estaban llevando a cabo desde el verano anterior. El 8 de diciembre, un día antes de la fecha prevista para la reunión, aplazada probablemente, según varios autores, por la entrada de EEUU en la guerra, había comenzado a funcionar el primer centro de administración de la muerte en la localidad de Chelmno. Belzec es el primer campo diseñado exclusivamente como lugar de exterminio en el marco de la Aktion Reinhardt. Las cámaras de gas comienzan a funcionar el 17 de marzo de 1942 y son reformadas y ampliadas a seis, en julio de ese mismo año. Hasta su cierre un año después, fueron asesinados con monóxido de carbono alrededor de 450.000 judíos. Entre abril y junio de 1943 toda la infraestructura fue destruida y los últimos miembros del Sonderkommando fueron trasladados a Sobibór para su aniquilación. En un principio, los cuerpos eran enterrados en fosas comunes (se han llegado a contabilizar hasta 33) porque en Belzec nunca hubo crematorios. Ante la inminencia del cierre del campo, entre enero y abril de 1943, los cuerpos fueron desenterrados y quemados en enorme piras instaladas sobre raíles de tren. El hedor que desprendieron los cuerpos quemados se pudo oler a 25 kilómetros. El campo fue arado, sembrado de pinos y convertido en granja al cuidado de una familia ucraniana. Hoy, un enorme memorial se levanta en el perímetro que ocupó la instalación. La simbología emotiva ocupa, una vez más, el lugar de lo sucedido.

En el museo, sin embargo, se expone un informe firmado en 1944 por Globocnik, uno de los máximos responsables de la Aktion Reinhardt, en el que detalla los beneficios obtenidos en la eliminación de los judíos en Belzec. La utilidad económica del Holocausto es uno de los elementos determinantes para comprender lo ocurrido. El expolio minucioso de los bienes, tanto materiales como en divisas, de los seis millones de judíos asesinados en los años de la Segunda Guerra Mundial sirvió para financiar el 5% del gasto total de guerra alemán. Para ello no hizo falta poner en marcha ninguna infraestructura especial, sino que fue utilizada la ordinaria porque, al fin y al cabo, del llamado problema judío se ocupaba solamente una subsección ministerial.


A las expropiaciones de inmuebles, comercios, industrias, divisas y valores de bolsa se añadían los muebles de las casas incautadas y todas las propiedades que cada uno llevaba a su llegada al campo, dinero en efectivo, joyas, zapatos, ropas, utensilios... y hasta el pelo, utilizado para hacer colchones y almohadas. Todo ello era sistemáticamente contabilizado e incorporado a las cuentas del Reich. Kurt Gerstein, ingeniero afiliado al partido nazi, participó como miembro del Instituto de Higiene de las Waffen SS en los primeros gaseamientos de judíos en Belzec. En el Museo del campo se encuentra este fragmento de su testimonio, que remarca el factor económico del proceso:



("En el interior [de la cámara de gas], la gente permanecía de pie, como pilares de basalto, donde no había una sola pulgada de espacio para caerse o apoyarse. Aún se podía ver a las familias cogidas de las manos, incluso en la muerte. Era un trabajo duro separarlos cuando las cámaras eran vaciadas para preparar la siguiente tanda.

Los cuerpos estaban abotargados, azules, húmedos por el sudor y la orina, las piernas llenas de heces y sangre menstrual. Un par de docenas de trabajadores examinaban las bocas de los muertos, que eran abiertas con ganchos de hierro...

[...] Otros trabajadores inspeccionaban los anos y los órganos genitales en busca de dinero, diamantes, oro, etc. Los dentistas extraían los dientes de oro, los puentes y las coronas. En medio de ellos el capitán Wirth estaba de pie, en su elemento. Mostrándome una dentadura, dijo: "Mira por ti mismo. ¡Simplemente observa el montón de oro que hay! No te puedes imaginar lo que encontramos cada día...")

2 comentarios:

  1. Compruebo alentado que en el trayecto van centrando el tema aunque la oratoria genocida les invite a relacionar las palabras soldado e ideología. Verdugos voluntarios. Qué si no todos nosotros. Víctimas o cómplices. La génesis del proceso. Marcus Goldman (piensen si se les permite acaso un instante de catarsis en el apellido del insigne judío alemán afincado en los Estados Unidos de América) sorprendía con su talento emitiendo letras de cambio veinte años antes de que naciera Hitler. "He that dies pays all debts". Shakespeare, The Tempest. Vuelvan. Tropismo.

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  2. No echen más dolor a lo sucedido en aquellos campos de la muerte del capitalismo industrialista germano con faltas de ortografía como la de escribir bayoneta con ll.

    Se les nota la profesión y el credo albiacista. Pero el método les falla a la hora de mostrar el horror mediante una escritura tan plana como la que quieren hacer: es la traición de la condena de los Yoes cuando se quieren inmolar en el altar "objetivista" y "estructuralista".

    Su necroturismo ha errado en el clavo...

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